domingo, 31 de mayo de 2015

Los embriones de la Brangus



La vaca brangus negro entro tranquilita a la manga. Le dimos la epidural y metimos por primera vez la mano en el recto con el transductor del ecógrafo ¡Ah! ¡Qué bueno! Los dos ovarios estaban grandotes como mandarinas y llenos de nudos, que indicaban que la respuesta al tratamiento había sido exitosa.
Preparamos todos los elementos y pronto estábamos haciendo el lavaje del útero. Allá arriba, cerca del techito de la manga, colgaba el sachet con el medio de cultivo para lavaje. Unas mangueritas que entraban y salían por la vagina, hacían correr hacia adentro el líquido, para salir después en caída libre, arrastrando en el torrente a nuestros preciados embriones de siete días.
La caída se detenía en un filtro especial, donde los futuros terneritos quedarían retenidos.
Una vez terminado el trabajo, corrimos hasta el laboratorio y comenzamos la ansiosa búsqueda. Pronto aparecieron seis bonitos embriones. Después de algunos pasos previos, los fuimos poniendo en una pajuela cada uno y comenzamos el proceso en la máquina congeladora.
Al final del día ya estaban descansando en el termo de nitrógeno líquido, esperando que pronto los depositemos en alguna linda receptora, para seguir con su accidentado desarrollo.

¡Lindo trabajo!

sábado, 30 de mayo de 2015

Cortito y al pie

            Oraciones aisladas:
En el campo, cuando un perro se hace mañero y mata ovejas o gallinas, se lo sacrifica.
En estos días van a fusilar en China a un maestro que violó a 26 niños.
En estos tiempos estamos rodeados de corruptos, ladrones, coimeros, mentirosos y gente patotera… ¡Pero no cae ninguno!

            Me dieron ganas de hacer una composición tomando ideas de estas tres oraciones.

miércoles, 27 de mayo de 2015

Día veterinario



Me levanté bien temprano porque el día estaba cargado de cosas para hacer. Después de los mates, la radio con las noticias y los papeles ordenaditos, me disponía a salir con rumbo al primer campo, cuando cayó Guillermo en la veterinaria. Tenía una vaca parturienta desde la noche, esperando que la ayudaran con su ternero. Enseguida cambié el recorrido y fui primero por el parto cerca del paraje La Bodega. Resulto que el pobre ternero estaba muerto desde por lo menos dos días atrás, así que fue imposible sacarlo por el avanzado estado enfisematoso y putrefacto que tenía. Derechito a la cesárea, mientras la vaca negra me miraba hacer agradecida.
De allí viajé para Napaleofú por los tactos que tenía programados. Me encontré con la sorpresa de que los primeros 150, eran en una manga sin puertas, así que tuve que meter las muchachas de a una, saltar hacia adentro para revisarlas y volver a saltar hacia afuera para entrar la siguiente ¡150 veces! Los 100 tactos que faltaban, los hice en una manga más normal, así que para mediodía, estaba volviendo a casa a comer algo.
Después del almuerzo me fui al campo de Osvaldo a palpar 50 vaquitas que compraron, para saber si estaban preñadas. Apenas terminé, corrí hasta lo de Horacio a revisar la prueba tuberculínica y vacunar 45 toros, y desde allí, viajé hacia Licenciado Matienzo, al campo de Arturo, por el tacto de 150 vacas más. Resultó un trabajo complicado porque solo éramos 3 en la manga para hacer todo. La cosa se demoró bastante, el sol se cayó de pronto sobre el filo de las sierras y se vino la noche.
Llegué a la veterinaria ya con el cielo oscuro y en cuanto me puse a lavar el instrumental y las cosas del día, llegaron dos clientes más con perritos descompuestos. Yo tuve que componer mi ánimo y atenderlos lo mejor posible.

Ya en casa bañadito, prendí un rato la tele y allí estaban todas las boludeces cotidianas de las cadenas de la alegría y las del desánimo. Las pavadas de las charlas y cruces mediáticos. Los comentarios y especulaciones previos y posteriores a los partidos de futbol horribles que estamos viendo y tantas macanas juntas, que apagué el aparato y seguí charlando tranquilito con mi familia y después me leí unas páginas del buen libro que me acompaña estos días. 

domingo, 24 de mayo de 2015

Los actuales aprendices



Son los dos últimos que llegaron a estos lugares. María Victoria y Andres. Ella completando su carrera con esta residencia y él con unos pocos finales mas por rendir antes de recibirse. La verdad es que he perdido la cuenta de la gente que hemos recibido desde aquel lejano 1995 en que comenzó el sistema de residencias de la Facultad de Veterinaria de Tandil. Al principio vinieron solo de aquella casa de estudios, después llegaron muchos extracurriculares con el afan de ver y aprender lo que modestamente podemos ofrecerles, entre ellos dos ingleses, dos esoceses y dos de Francia. En los últimos años, empezaron a desfilar los de la Facultad de Veterinaria de La Plata. Tuvimos muchos problemas con el alojamiento de los chicos en el pueblo, hasta que armé el famoso "sucucho" donde pueden dormir. Apretaditos pero bien.
Han pasado 20 años y me dieron ganas de rebuscar en los archivos los nombres de todos y hacer un gran asado en la próxima primavera, que sea la excusa para reunirlos nuevamente y que vuelvan un rato a San Manuel  

miércoles, 20 de mayo de 2015

Un detalle

-¡Qué bárbaro doctor! ¡Cómo pasan las macanas!- Me dijo Andrés mientras yo terminaba de guardar mis cosas en la camioneta.
El martes 12, Andrés compró un lote de 26 vacas viejas y flacas, bastante baratas, con la idea de engordarlas y hacer alguna diferencia económica. Pero en los tres días siguientes al remate, terminaron muriendo 11 de las damas.
Después de hacer la necropsia a algunas de las finaditas, atender a las que enfermaron y hacer varios análisis, llegamos a la conclusión de que se trataba de un caso de intoxicación hídrica.
Con los datos en la mano, Andrés habló por teléfono con el vendedor y el tipo no tuvo más remedio que admitir el “pequeño detalle”, así lo llamó él, que provocó el desastre.
El fin de semana previo al remate pintaba lluvioso, así que decidieron llevar las vacas a la feria el sábado 9. Quedaron encerradas y sin agua. Se vendieron el martes a la tarde y después de la venta, las largaron a una plazoleta, con agua de bebida, hasta el momento en que se las cargó en el camión. Las pobres se tiraron al agua, tomando con desesperación. Ya en el viaje de vuelta murieron 4, y el resto en los días que siguieron, donde mostraron signos de furia incontenible, provocada por el edema cerebral que ocasiona este desorden.



Dos de las afectadas que terminaron muriendo ¡Pobres gauchas!

martes, 19 de mayo de 2015

Una astilla




-¿Qué te pasó hermano?- Le pregunté en voz baja. Ya es sabido que los animales me hablan solo cuando la gente descreída no los escucha.
El caballo grandote me guiñó un ojo indicando que me acercara otro poco. Simulé entonces que me daba trabajo aplicarle la endovenosa en el suelo y arrimé el oído a su boca.
-¡No lo va a poder creer dotor!- (no sé porque nunca me dicen doctor, o Jorge nomás) -Me pica allá abajo desde hace días, y no encontré nada mejor para rascarme que aquel tronco viejo que está al lado del galpón-
-Esperá gaucho ¿Qué es lo que te pica?-
-¿Y qué va a ser?- Dijo un poco insolente -¡El pito dotor! Me pica el pito una barbaridad, así que me estuve refregando contra el tronco y se me debe haber clavado alguna maderita, porque sentí un pinchazo fuerte, y ahora se me hizo ese bulto que usté encontró
-¡No te aflijas!- Le dije para tranquilizarlo -¡Enseguida te lo voy a acomodar! Vos cerrá los ojos y pensá en algo lindo-
¡Metalé dotor! Dijo el tostado, y cerró fuerte los ojos negros.

Tome el bisturí con delicadeza y le hice un corte rápido y certero. Pronto salió el pus y la bendita astilla que tenía incrustada.

lunes, 18 de mayo de 2015

Son años...

Hace mucho tiempo tuve 30 años. En ese entonces ya había vuelto como docente a la Facultad de Veterinaria de Tandil. Algo bueno se me vería, porque el Decano de esa casa de estudios, me llamó un día a su despacho, para ofrecerme tener a cargo el área de clínica completa, es decir, quedar como responsable de clínica de grandes animales, de pequeños animales y la parte de laboratorio.
El asunto fue un gran halago, pero a la vez, me abrumó el sentir que no tenía la suficiente experiencia para cumplir de la mejor manera con la función. Aquella vez, y aún hoy, valoro enormemente la trayectoria. Creo que el que quiera ocupar un puesto directivo, debe haberse “pelado la frente” para conocer íntimamente cada detalle de lo que tendrá a cargo y poder hacerlo de la mejor manera.
Así fue que decidí rechazar amablemente la oferta y seguir tranquilo con mi camino. Preferí seguir “pelándome la frente”.
Hoy veo muchachos de aquella edad que no tienen prurito en aceptar cargos de ministros de un país y ponerse al frente, entre otras cosas, de la economía. Veo también muchachas sin experiencia, tomar cargos en la justicia y atentar contra algún juez de la corte suprema de avanzada edad, en contra de todo principio legal y moral.
¡Mamma mía! Diría mi abuela Bianca. Parece que no los abruma el escaso conocimiento práctico que tienen de las cosas.


domingo, 17 de mayo de 2015

Por donde andamos


Las cuatro damas descansando después de la operación

Meses tremendamente movidos. Pasó de todo. Animales heridos, mortandades de vacas, cirugías muy bonitas y exitosas; y otras, también bonitas, pero que no alcanzaron para salvar a los intervenidos, miles de tactos en vacas y vaquillonas, partos distócicos y cesáreas, animales agusanados y muchas cosas más.

El viernes pasado tuvimos que ir hasta un campo cerca de la estación Ramos Otero. Allí castramos dos potros gateados y terminamos la mañana haciendo cuatro ovariectomías de perras, en un quirófano improvisado en el galpón.
Al mediodía, el dueño nos invitó con un guiso carrero bien condimentado y algún vasito de vino.
En eso estamos.

El hombre y el teléfono

  Cualquier empleado de campo, por más rústico que aparezca, anda con su teléfono celular en el bolsillo. La mayoría de los menores de 30 añ...